Por Victoria Ccanto Buendía, publicado en Expreso
“Tus derechos terminan donde empiezan los míos”. Usamos esta frase cada vez que queremos defender nuestros derechos. Sin embargo, si usamos la lógica, todos estaremos de acuerdo en que, si violas o atentas contra mis derechos, la consecuencia será que has perdido los tuyos. Esto es lo que nos dice la frase usada y citada de la Convención Americana de Derechos Humanos: Artículo 32: “los derechos de cada persona están limitados por los derechos de los demás, por la seguridad de todos y por las justas exigencias del bien común”. Es decir, los derechos no son ilimitados.
Sin embargo, la Convención Americana de Derechos Humanos tiene su base ideológica en los hechos ocurridos durante la Segunda Guerra Mundial. El mundo entero supone sobre el Holocausto en Alemania; el asesinato que el comunista Stalin cometió contra más de 5 millones de rusos, a quienes mataron de hambre por oponerse a su régimen de “colectivizar la agricultura”; y otros sucesos que moldearon al mundo. Estamos hablando de víctimas reales. Pero cuando hablamos de asesinos, sicarios, violadores de niños y, por supuesto, de traicionar a tu patria, nos referimos de forma definitiva a un victimario. No se puede tratar a ambos sujetos como iguales. Eso es lo que ha hecho durante muchos años el sistema de “justicia” mediocre y podrido que tenemos en el país.
Los derechos de cada persona están limitados por los derechos de los demás. Por lo tanto, es completamente legítimo y defensor legal a la víctima y sus derechos por encima de aquel que quiso destruirlos. En el debate sobre si el país debería salir o no de la CIDH, se habla principalmente de las consecuencias, ¿qué implicaría para el Perú? Lo escribiré completamente seguro: no existe ninguna consecuencia que el país no pueda manejar.
La mayor preocupación de los defensores de una Corte enfocada en poner a la víctima y al victimario en el mismo saco, es “la imagen del Perú”. Me pregunto: ¿tienen idea de la imagen que actualmente tenemos en el mundo? Somos un país inseguro, violento. Estados Unidos, Australia, Reino Unido, España, Canadá y otros han recomendado a sus compatriotas no viajar al Perú. Tenemos la imagen de ser un país bonito, pero pobre, donde no existe estabilidad jurídica. Nuestro país tiene uno de los índices más altos en violación a niños y mujeres. El país se hunde en el tercermundismo y lo estamos permitiendo.
En el 2018, Martín Vizcarra firmó el Pacto Mundial para la Migración Segura, Ordenada y Regular, que lo único que nos ha traído es muerte, extorsión, sicariato y un país más empobrecido. Ese pacto migratorio nos compromete a darle a los migrantes ilegales y legales salud, educación y seguridad con nuestra plata. Un pacto que nos compromete a dar a los migrantes lo que ni siquiera podemos darle a nuestra propia gente; nos compromete a incrementar el gasto público para mantener a los que cruzan nuestras fronteras de forma ilegal. Les puedo asegurar, compatriotas, que no los necesitamos. Son un estorbo a nuestra patria.
Fuente: CanalB
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