Opinión

Amnistía: justicia para los que nos defendieron; por Álvaro Chávez

Publicado el 18 de agosto de 2025

Por Álvaro Chávez, empresario

Publicado en El Reporte


Hay una verdad incómoda que muchos prefieren olvidar:

 

mientras miles de policías y militares combatían en la sierra, la selva y las calles contra el terrorismo, en Lima se cocinaba una justicia “progresista” que con los años terminó juzgándolos como si fueran criminales comunes.

 

Oficiales, suboficiales, soldados y rondas campesinas que se jugaron la vida por un país libre terminaron décadas después en los tribunales, en prisiones frías y en procesos interminables.

 

No por robar, no por vender droga, sino por haber obedecido órdenes en medio de la guerra más sangrienta que hemos vivido.

 

Durante años, la maquinaria judicial se cebó con ellos.

 

Generales sentenciados como trofeos políticos, subtenientes que pasaron media vida entre rejas, ancianos uniformados que se consumieron esperando una apelación.

 

Mientras tanto, varios de los que mataron, volaron torres, sembraron coches bomba y degollaron campesinos salían libres por beneficios penitenciarios.

 

Terroristas confesos con “derechos humanos” reforzados; defensores de la patria reducidos a expedientes polvorientos y celdas húmedas.

 

La balanza de la justicia, torcida por ideologías que desprecian la autoridad, la seguridad y la paz.

 

Por eso, la Ley de Amnistía no es un capricho ni un borrón y cuenta nueva.

 

Es un acto de reparación histórica. No se trata de borrar delitos reales, sino de reconocer que el terrorismo, la guerra de nuestros padres, no fue un juego limpio y que el Estado les pidió a estos hombres y mujeres que hicieran lo que la nación necesitaba para sobrevivir.

 

El juicio de la historia debe ponderar contextos y no someter a los defensores a una inquisición eterna, mientras los verdugos asesinos disfrutan de segundas y terceras oportunidades.

 

La amnistía no es olvido. Es justicia. Es cerrar un ciclo de persecución selectiva.

 

Es decirle a los que hoy visten el uniforme de la patria que, si mañana tienen que salir a defenderla, no acabarán en un banquillo de acusados treinta años después.

 

Es recordarle al país que, sin estos hombres y mujeres, el Perú que conocemos no existiría. Y que ningún país que se respete puede tratar peor a sus defensores que a sus agresores.

 

¡Vivan las Fuerzas Armadas!

 

¡Viva la PNP!

 

¡Viva el Perú!

 

 

 

Fuente: CanalB

Noticias relacionadas

Escribe un comentarios
Últimas publicaciones