Opinión

Hipocresía e indiferencia; por Alan Burns

Publicado el 18 de agosto de 2025

Por Alan Burns

 

La reciente promulgación de la Ley N.º 32419, publicada el 14 de agosto del presente, que en su artículo primero concede amnistía a los miembros de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional del Perú, y a los que hayan sido integrantes de los Comités de Autodefensa que se encuentren denunciados, investigados o procesados por hechos delictivos derivados u originados con ocasión de su participación en la lucha contra el terrorismo entre los años 1980 y 2000, ha desatado una oleada de indignación entre diversas organizaciones de derechos humanos. Estas exigen explicaciones, no por las víctimas del terrorismo, sino por los terroristas muertos o desaparecidos durante los años más oscuros de nuestra historia reciente, como si el Estado, al defender la vida y la seguridad de millones de peruanos, debiera rendir cuentas por haber enfrentado a quienes sembraron el horror.


Ante esta reacción, resulta imperativo refrescar la memoria colectiva de quienes vivimos aquellos años, y transmitir con honestidad a las nuevas generaciones la verdadera dimensión de lo que significó enfrentar el terrorismo. Durante ese periodo incierto, los grupos subversivos —Sendero Luminoso y el MRTA— ejecutaban asesinatos selectivos, emboscadas a miembros de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional, y eliminaban sin piedad a cualquier ciudadano que se negara a acatar sus órdenes. En su avance del campo a la ciudad, reclutaban jóvenes mediante el terror, muchos de los cuales morían en enfrentamientos por falta de entrenamiento, y luego eran presentados como víctimas del Estado, distorsionando la verdad.


¿Cómo podían las fuerzas del orden distinguir entre un terrorista y un joven inocente arrastrado por el miedo a una muerte segura? La perversidad de estos grupos criminales, amplificada por ONG´s y ciertos medios de comunicación afines, logró instalar la narrativa de que los militares y policías asesinaron inocentes con el beneplácito de las autoridades, cuando en muchos casos se trató de enfrentamientos inevitables en un contexto de enfrentamiento contraterrorista o contrasubversivo.


Con el paso del tiempo, la imposibilidad de individualizar responsabilidades en muchas muertes de civiles inocentes convirtió los procesos judiciales contra militares y policías en interminables calvarios, con consecuencias devastadoras para ellos y sus familias. ¿Quiénes, entonces, cargan con la mayor responsabilidad por esas muertes? No cabe duda: los miserables delincuentes terroristas de Sendero Luminoso y el MRTA.


Es justo que los familiares de las víctimas —muchas de ellas inocentes— puedan encontrar los restos de sus seres queridos y brindarles una sepultura digna. Pero no podemos reducir ese dolor a una compensación económica, como si la vida humana tuviera precio. Lamentablemente, algunas organizaciones no gubernamentales han convertido este sufrimiento en una fuente de lucro, exacerbando los reclamos y gestionándolos con fines ajenos al verdadero sentido de justicia.


Y entonces surge una pregunta inevitable: ¿qué exigieron esas mismas organizaciones por las esposas, hijos, padres y familiares de Carlos Ponce Canessa (SL, 05/05/86), Gerónimo Caeerata Marazzi (SL, 14/10/86), Juan Carlos Vega Llona (SL, 06/12/88), Enrique López Albújar Trint (MRTA, 09/01/90); asesinados con alevosía? ¿Qué dijeron por Juan Alfonso Valer Sandoval y Raúl Gustavo Jiménez Chávez, muertos en combate durante el rescate de la embajada japonesa (MRTA, 22/04/97)? ¿Y por los siete Húsares de Junín muertos y los 16 heridos y mutilados (SL, 03/06/89)? ¿Por los 19 muertos en Tintaypunco, Huancavelica (SL, 10/10/2008)? ¿Por los 13 militares emboscados en Sanabamba, VRAE, Ayacucho (SL, 09/04/2009)? ¿Por los 12 muertos —incluidos dos civiles— en Matichaca, Junín
(SL, 09/04/2016)?

 

¿Dónde estuvo la indignación cuando se liberó a Maritza Garrido Lecca (SL, 11/09/2017), Martha Huatay (SL, 16/10/2017), Peter Cárdenas Schulte (MRTA, 22/09/2015), Jaime Castillo Petruzzi (MRTA, 14/10/2016), Víctor Zavala Cataño (SL, 21/06/2016), Zenón Vargas Cárdenas (SL, 15/09/2015), Braulio Guille (SL, 19/11/2016), Bartolomé Chipana Tocno (SL, 14/10/2016), Alfonso Rojas Fernández (SL, 2015), Erdman Cierto Rojas (SL, 2015), Nancy Gilvonio Conde (MRTA, 24/09/2010), Lori Berenson (MRTA, 02/12/2015), Osmán Morote Barrionuevo (SL, 17/04/2018), Margot Liendo Gil (SL, 17/04/2018)? La memoria no puede ser selectiva.

 

La justicia, menos aún.

 

 

 

 

 

Fuente: CanalB

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