Escrito por Juan Carlos Suttor en el blog Sin Pelos en la Lengua

Sin duda una semana negra para los caviares. Lo primero fue la reposición de la Fiscal Suprema Patricia Benavides, a pesar del berrinche de la Fiscal de la Nación Delia Espinoza, que no tengo duda de que pronto será destituida y ojalá encerrada en un manicomio.

Luego vino la promulgación por el Ejecutivo de la tan ansiada Ley de Amnistía, promovida con mucho esfuerzo por el congresista Fernando Rospigliosi, una norma que beneficiará a personal militar, policial y los comités de autodefensa vinculados a la lucha contra el terrorismo ocurridos entre 1980 y 2000. Esta norma lleva justicia a muchos de los efectivos que tienen décadas, y recalco lo de décadas, casi 40 años, enfrentando procesos judiciales interminables, sin tener sentencia firme.

La ley, incluso, incluye un criterio humanitario dirigido a personas mayores de 70 años en condiciones de salud graves, muchas de ellas con condenas cumplidas o en curso. Lo cierto es que no se puede mantener a alguien de manera indefinida porque viola principios básicos de dignidad.

Por supuesto, ya saltaron a protestar ONG comunistas como el IDL, comandado por el primer enemigo del Perú, Gustavo Gorriti y periodistas atorrantes como Rosa María Palacios, quien también está desvariando y otros; la Corte Interamericana de Derechos Humanos, la OEA, y hasta la ONU, a través de su alto comisionado para los Derechos Humanos Volker Türk, quien como buen comunista señala que la ley promulgada viola las normas internacionales.

¡Grandes idiotas! El Perú es un país independiente y no está sujeto a ninguna de las estupideces de estos organismos. No somos un país perfecto pero somos un país soberano.

Por último, la cereza de la torta de la última semana, la detención preventiva por cinco meses del más grande delincuente que creo haya existido en el Perú, el caviar Martín Vizcarra. No solo robó, robó y robó. Cerró el Congreso ilegalmente con la ayuda de Salvador del Solar y mató a más de 200.000 personas por su incapacidad para manejar la pandemia, solo pensando en llenarse sus bolsillos de plata. Este tipo debe morir en una prisión.

Ojalá, nuestro desprestigiado Poder Judicial emita sentencia antes de los cinco meses de prisión preventiva. De otro modo, este cínico lagarto saldrá en libertad para seguir haciendo campaña. Y si bien él no puede postular por estar inhabilitado por el Congreso, podría poner a algunas de sus porquerías en el Congreso.