Política

Ladina se prepara, Fernando Rospigliosi

Publicado el 05 de diciembre de 2022

Fernando Rospigliosi


La taimada Dina Boluarte saltó del barco cuando percibió que podía hundirse. Antes había abandonado Perú Libre, la banda que encabeza Vladimir Cerrón y que los llevó a ella y a Pedro Castillo al lugar donde están.


Ella viene conspirando con los caviares desde hace ya varios meses. Esa mafia presupuestívora la rodeó y le ofreció una alternativa: ayudarla a reemplazar a Castillo y brindarle el personal para el gobierno que encabezaría. Para eso tienen recursos. Influyen o controlan medios de comunicación, tienen opinólogos que la respaldan, interesantes vínculos con varios grupos empresariales que ahora apuestan por Dina, y unos pocos congresistas.


Varios exministros de Ollanta Humala y Pedro Pablo Kuczynski, y otros ex funcionarios públicos, son los que rodean a la astuta e inescrupulosa Boluarte. No todos los caviares están en ese juego. Algunos han sido excluidos del círculo que envuelve a la ladina vicepresidenta y por eso claman porque “se vayan todos”, confiando en que podrían acomodarse con cualquiera de los futuros candidatos.


La acusación contra Boluarte en el Congreso ha caminado a paso de tortuga y ahora, el encargado de evaluarla, uno de sus cómplices, dice que la denuncia debería archivarse. Esa interpretación es “fraudulenta”, según el expresidente del Tribunal Constitucional Víctor García Toma. Pero Dina se salió con la suya otra vez, como cuando el deshonesto Jurado Nacional de Elecciones le permitió postular estando expresamente prohibido por la ley.


Ahora la denuncia en el Congreso será desechada o podría encargarse a otro parlamentario, con lo que transcurrirían varios meses más.


Una prueba más que esta democracia fallida no puede ser reformada con sus propios mecanismos, embotados por la generalizada corrupción de sus operadores.


El asunto es que Dina –y la mafia caviar que la secunda- podrían quedarse con los crespos hechos. Hasta el momento no parecen haber los votos necesarios para vacar a Castillo. El Gobierno habría comprado el número necesario de “niños” para que voten en contra, se abstengan o no voten, evitando que prospere la tercera moción de vacancia. Aunque en verdad, con gente de la calaña que puebla el Parlamento ahora, nunca se sabe.


En caso de que la vacancia no se apruebe, lo que viene es más o menos previsible. Castillo y sus secuaces apresurarán el cierre del Congreso, porque mientras dure no podrán liquidar a la fiscalía ni amordazar a la prensa independiente. Y siempre existe el peligro de una posible destitución.


La ilegal interpretación que han hecho Castillo y su gavilla de la denegación de la confianza, la grosera devolución al Congreso de la citación para que acuda a defenderse de las acusaciones contenidas en la moción de vacancia, las constantes arengas para disolver el Parlamento, son muestras claras de sus perversas intenciones.


Es obvio que se requiere una solución radical a la crisis que está destruyendo al Perú y que se agravará si Castillo y su cuadrilla se imponen otra vez.

 

 

 

Fuente: CanalB

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