Por Fernando Rospigliosi, publicado en Expreso
El fin de semana pasado grupos violentos, alentados por terroristas, trataron otra vez de provocar una asonada para crear una crisis política. Están ilusionados con repetir lo ocurrido en noviembre de 2020, cuando azuzaron disturbios que culminaron con la muerte de dos delincuentes juveniles -probablemente asesinados por los mismos instigadores de la algarada - y pudieron hacerse del poder a pesar de representar una ínfima minoría.
Así, con Francisco Sagasti y Mirtha Vásquez, abrieron el camino para el desastre que hemos soportado en los últimos cinco años. Y, con todo desparpajo, los culpables de esta catástrofe, ahora protestan contra el caos que ellos crearon.
El jueves 13 visité la Región Policial Lima y al lado del jefe, general Felipe Monroy y el coronel Juan Carlos Valle (USE), grabé un video de respaldo a la PNP. Allí dije:
“Estamos aquí en la región policial Lima con el general Monroy y el coronel Valle. Se están acá preparando todos los dispositivos para las marchas que se van a realizar el día de mañana viernes y eventualmente también el sábado. Hay la información de que algunos de estos manifestantes van a tratar de ejercer también actos de violencia contra la policía, contra los locales públicos y locales privados, como ha ocurrido hace un mes.
El Congreso de la República respalda plenamente a la Policía Nacional, en particular a la región Lima para evitar esos actos de violencia. Y no se puede tolerar que la policía vaya inerme a recibir pedradas, pirotécnicos y todo tipo de objetos contundentes y queden, como la otra vez, 80, 90, 100 policías heridos.
La policía tiene que actuar con toda energía para reprimir a estos manifestantes violentos. Las marchas pacíficas, por supuesto, nunca son reprimidas por la policía. Pero si atacan a la policía, están cometiendo un delito y son delincuentes. Así es que la policía tiene no solamente el derecho sino tiene el deber de actuar con toda energía y firmeza. Tienen el respaldo de la ciudadanía y el respaldo pleno del Congreso de la República en su actividad en defensa del orden.”
En verdad, es lo menos que podía hacer. Respaldar a la policía, gracias a cuya pericia, sacrificio y valentía, se ha evitado que turbas violentas quemen y destruyan el local del Congreso, en octubre de este año, en diciembre de 2022 y principios de 2023 y en otras ocasiones.
Esta vez, a diferencia de 2020, tienen un Congreso - “el peor de la historia”, dicen por eso- que no va a ceder ante la extorsión de pequeñas minorías violentas.
Fracasaron esta vez porque los violentos no tuvieron una masa suficiente de manifestantes, tras la cual esconderse y utilizar para practicar sus fechorías. Y por la labor preventiva de la PNP.
Lo seguirán intentando, por supuesto. Para ello tratarán de quebrar la voluntad del Congreso, el Gobierno y la PNP. No lo lograrán, esperemos.
Y el 2026, ojalá, un nuevo Gobierno acabará con la violencia delincuencial y terrorista.
Fuente: CanalB
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