Fuente: EL REPORTE

El caso Betssy Chávez tuvo un cierre de película. Lejos de sus embravecidas jornadas para alentar a la insurgencia, el último martes 20 de junio, con el perfil sosegado de la derrota esperada, recibió en su domicilio en Tacna a la Policía Nacional del Perú para ser detenida. Esto tras ejecutarse la orden de arresto en su contra por el delito de rebelión y conspiración en el marco de su presunta participación en el golpe de Estado. Después que su familia atacó con perros a la prensa y uno de sus parientes le robó el celular a un reportero, la gran idea que tuvo la ex primera ministra, como una influencer de alto vuelo, fue despedirse de sus seguidores en una transmisión en Tik Tok. Incluso, desafiante, pero con una sonrisa nerviosa, aseguró que iba aprovechar el confinamiento para terminar su tesis y hasta prometió a sus feligreses firmar su último libro. Esto, sin embargo, no eclipsa el trasfondo de este episodio y otros similares: están cayendo uno a uno todos los miembros del régimen chotano que estarían implicados en el quiebre constitucional del 7 de diciembre.

A la ex primera ministra ahora ya no se le vio provocando a la fiscal de la Nación con evidente prepotencia ni confrontando de forma agresiva al Congreso, sino que ahora busca inútilmente los recursos para que no le caigan más de 20 años de cárcel, según se estima. Sin grupos de revoltosos que respalden sus discursos azuzadores, llegó, visiblemente afectada a una carceleta en Tacna, donde pasó la noche antes de ser trasladada esta mañana a Lima.

La resolución emitida por el Poder Judicial señala que Chávez constituye un peligro para el proceso. “Tras el fracaso del autogolpe, dispuso que toda la documentación y equipos, laptops y carteras, entre otros, que se encontraban en sus oficinas de la PCM fuesen recogidos y entregados a ella y segundo, que ocultó el celular que tenía. Por suerte, cuando se le pidió el celular a su nombre, entregó otro, frustrando conocer el conjunto de sus llamadas y enlaces telefónicos”, se lee en el documento.

Argumentos de la fiscal

Entre las justificaciones de la fiscal para el encierro de Betssy están: El tema de las redes sociales, negativas permanentes, indicar que no sabía nada del Golpe de Estado y que no le dijo nada a la trabajadora de TV Perú. También que se fue amansando diciendo que tenía problemas económicos y pidió la reducción de 100 mil a 10 mil soles. Por otra parte, indicó ser propietaria de un inmueble, pero en registros públicos dice que ya fue vendido, lo que constituye un indicio de fuga. No tiene arraigo domiciliario.

Asimismo, Chávez presentó documentos con imprecisiones, así como también habría elaborado trámites posteriores al pedido de prisión preventiva en su contra, lo que podría constituir que se trataría de documentos elaborados con la finalidad de desvirtuar la tesis del MP. En el arraigo familiar, Chávez dijo que sus parientes han variado de su domicilio real.

Y esto fue de mal a peor. Tampoco es cierto lo de la condición económica de sus padres, quienes son pensionistas afiliados al seguro social de salud y tienen ingresos independientes. Por lo tanto, no tienen dependencia económica de Chávez. Tiene un hermano que vive con ellos y que trabaja como docente. También, para variar, presentó un contrato laboral con el centro de salud La Inmaculada. Según la información brindada, el administrador de este centro manifestó que el contrato fue rescindido al mes siguiente de su instauración en abril de 2023. Mientras que el domicilio donde Chávez celebró su segundo contrato, se ubicaba en un grifo donde no hay actividad comercial desde 2021. Cabe precisar que el personal fiscal se contactó con el gerente general de la empresa. Además no se registra ni acredita actividad comercial.

Betssy Chávez es la representación de ese conveniente viraje: empieza echando candela por todos lados en nombre de ideas errantes y al final, después de todo el desastre provocado, se le entumece esa energía incendiaria y cae en un estado de resignación. Si estuvo implicada o no en el golpe de Estado debió mover sus piezas en orden y no tan irregularmente como identificó la Fiscalía. Ahora tras las rejas tendrá más tiempo para decir la verdad que todo el Perú espera.

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