Fuente: EL REPORTE

Una de las variables más infladas por la izquierda política es la moral: a raíz de esto se autoasignan las capacidades más saludables como la empatía y la lectura auténtica de la realidad. Nada más falso. Este manual de cabecera solo les ha servido para encandilar a un grueso juvenil proclive a la rebeldía sin causa —sobre todo en redes sociales— y también a los operadores de su propia interna. De esto último tenemos como botón al Diario La República: medio periodístico que denuncia el acoso pero tiene en sus propias filas a personajes comprometidos con ese tipo de delitos. Uno de estos es Juan Álvarez, quien era Editor de la sección Política en el impreso y quien fuera expectorado en tiempo récord, pese a que su situación no es tan distinta a la de Rider Bendezu, editor general de la web que también carga con denuncias similares y que otra vez fueron revividas.

El funambulista Álvarez había estado en el radar de sus dos víctimas desde hace mucho tiempo, pero todas por temor no lo denunciaron. Esta larga pausa, sin embargo, se acabó a finales de marzo cuando ambas, cada una desde su tribuna, salieron a exponer el verdadero perfil de este personaje de una casa periodística que se presenta en público como abstemia en cuestión de violencia contra la mujer.

Se fue a Chile

Lucero Chávez, de 31 años, contó desde Chile para un medio local que a sus 19 años vivió un intervalo traumático cuando era practicante del Diario La República. El causante: Juan Álvarez.

“Como era una adolescente y no tenía mucho manejo del tema político, no entendía lo que pasaba, busqué al editor de esa sección, se llama Juan Álvarez Morales, con la intención de que él me enseñe y me ayude de alguna forma de ingresar a esa área”, cuenta Lucero Chávez, ahora de 31 años, quien había sido una de las mujeres acosada.

“Él me rodeaba con sus brazos, apretaba su cuerpo contra el mío y en ese momento intentaba besarme. Se aproximaba a mí, me buscaba la boca. Cuando caminábamos al paradero, que era aproximadamente a dos cuadras del Centro de Lima, me abrazaba por la cintura. Cuando estábamos ya parados me pegaba su sexo contra mi entrepierna. Intentaba besarme. Me rozaba el cuello”, agrega.

Era su alumna

El segundo caso es de una mujer que responde al nombre de María. En su caso, detalla que el acoso se dio cuando era su alumna en la universidad Jaime Bausate y Meza, un centro de estudios que celebraba el día de la mujer con total naturalidad pese a tener en sus filas a a Juan Álvarez.

“Me llama por la madrugada y me dice: "Quiero decirte que me gustas y que es liberante poder decir que me gustas". A una chica de 17, 18 años, alguien más de 40 que te diga eso... yo me quedé callada (...) Trataba de tomarme la mano cuando hablaba con él. Trataba de acercarse mucho a mí. Cuando él me miraba, me miraba de forma pervertida, de forma sexual. Me sentía violentada cuando él se acercaba a mí. No lo quería cerca a mí”, menciona.

El caso desapercibido

Pero Álvarez no es el único marcado en La República, ese medio en nupcias permanente con el sector progresista. También está Rider Bendezu, Editor General de la Web. Así lo recordó una usuaria en Twitter de nombre Sandra Loise.

"También sufrí acoso sexual en La República. En 2019 denuncié a Rider Bendezú, actual editor general web. Presenté pruebas y testigos, pero el diario lo protegió, archivó mi denuncia y desde entonces se me prohibió el ingreso al diario. Rider sigue ahí como si nada”, narra.

El Diario La República es la encarnación genuina de la izquierda: contradicciones en toda su plenitud. La habilitación de una sospechosa área de Género, sumado a su estridente emprendimiento de artículos seudosexuales, solo fueron parte de un ejercicio epidérmico, de pantalla. Medularmente habrían sido realmente un carnaval de faltas contra lo que juraron defender con los dedos cruzados en la espalda.

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