Las lagunas que proveen agua a Lima están experimentando una disminución en sus niveles debido al fenómeno El Niño, que ha reducido las precipitaciones en la cuenca alta. Esta situación ha impactado el suministro de agua en la capital peruana.

Aunque las autoridades han asegurado que el servicio estará garantizado para este año, se están considerando medidas para afrontar posibles desafíos en el suministro en 2024.

Lima, siendo la segunda ciudad más grande en un desierto después de El Cairo, enfrenta desafíos significativos en el acceso al agua potable. Más de 635,000 personas en la ciudad no tienen acceso a la red pública de agua potable, y alrededor de 300,000 habitantes experimentan una continuidad en el servicio de agua de menos de 6 horas al día.

La Superintendencia Nacional de Servicios de Saneamiento (Sunass) informa que a principios de año se registró una diferencia de 239 litros de agua de consumo diario por habitante entre diferentes distritos. Por ejemplo, en San Isidro se consumen 280 litros por persona, mientras que en Pucusana son solo 41.

El fenómeno del Niño ha llevado a una reducción en las lluvias en la sierra y la cuenca alta, lo que ha provocado que las lagunas que abastecen de agua a Lima y Callao disminuyan su nivel hasta en un 30%.

Esta disminución en el suministro de agua es un recordatorio de la importancia de la gestión sostenible de los recursos hídricos y la planificación adecuada para garantizar el acceso al agua potable en una ciudad que enfrenta desafíos climáticos y geográficos únicos.