Israel y Gaza se sumergen en su segundo día de conflicto con un saldo trágico que asciende a más de 1,100 muertes en ambos lados, en lo que se considera un conflicto sin precedentes. Las hostilidades estallaron después de un sorpresivo ataque de Hamás que sacudió a Israel y dejó a la población conmocionada.

En Israel, la cifra de muertos se eleva a más de 700, junto con 2,245 heridos, incluyendo 365 en estado grave. El presidente israelí, Isaac Herzog, prometió que el país ganaría esta guerra, aunque el desánimo se cierne sobre la población.

Por su parte, en Gaza, los bombardeos israelíes han causado la muerte de al menos 413 personas y heridas a más de 2,300. Los ataques aéreos de Israel se han centrado en objetivos militares, pero la población civil también ha resultado afectada, con la destrucción de edificios residenciales y torres.

Una de las preocupaciones más graves para Israel es el secuestro de más de 100 personas por parte de milicianos palestinos en Gaza, que buscan intercambiarlos por prisioneros palestinos en cárceles israelíes. La situación de los desaparecidos es desconocida, lo que ha dejado a sus familias angustiadas.

El portavoz del Ejército israelí, Daniel Hagari, acusó a Hamás de esconderse entre la población civil y prometió una respuesta firme a lo que considera "crímenes de guerra no provocados".

La situación en la región se agrava aún más con la amenaza de Hezbolá en el norte de Israel, aliada de Irán y Hamás. Israel ha respondido con ataques en el sur de Líbano después de que Hezbolá reivindicara un ataque con morteros. Existe el temor de que la milicia chií libanesa se una al conflicto, lo que podría aumentar las tensiones en la región.