El Gobierno peruano ha destinado S/2,492′476,410 para la gestión de desastres y emergencias en 2023, enfocando el 73% en inversiones para infraestructura preventiva. Sin embargo, hasta el 21 de julio, solo se ha ejecutado el 46.4% del presupuesto nacional, mientras que los gobiernos locales y regionales presentan cifras aún más bajas.

Resulta preocupante que, a pesar del conocimiento de la inminente llegada de El Niño Global, la ejecución presupuestal sea tan baja. Es fundamental agilizar el proceso, especialmente en regiones vulnerables como Tumbes, que, sorprendentemente, se encuentra en el último lugar con un avance del 4.5%.

La Autoridad de Reconstrucción con Cambios (ARCC) cuenta con un presupuesto de S/4,433′049,375 para 2023, de los cuales ha ejecutado el 51.4% hasta el 22 de julio. Aunque ha realizado obras, aún falta abordar problemas integrales, como el manejo de cuencas, defensas ribereñas y reforestación.

Es imperativo priorizar proyectos de infraestructura preventiva en los próximos meses, ya sea bajo la ARCC o en los presupuestos asignados a ministerios, gobiernos regionales y locales. Si no actuamos a tiempo, el desastre no será político o social, sino ambiental, generando graves consecuencias económicas y humanas. La prevención debe ser nuestra mayor prioridad para proteger nuestro país de los impactos devastadores de los desastres naturales.