Política

Perú, un país a la deriva; por Juan Carlos Suttor

Publicado el 13 de noviembre de 2023

Por Juan Carlos Suttor, publicado en el blog Sin Pelos en la Lengua

 

A poco de cumplirse un año de que la señora Dina Boluarte ocupe la presidencia de la República, quien llegó a esa posición de manera constitucional luego del intento de autogolpe de Estado que pretendió dar el delincuente Pedro Castillo, queda claro que nuestro país sigue navegando sin rumbo.

 

Si hay algo que los peruanos no podemos ni debemos olvidar, es que la señora Boluarte fue parte de una fórmula presidencial marxista, que incluía al reo Pedro Castillo y al prófugo de la justicia, condenado a prisión, Vladimir Cerrón. Tampoco debemos olvidar que el Jurado Nacional de Elecciones (JNE) debió invalidar su postulación por ser ella funcionaria del RENIEC.

 

Gracias a este gobierno comunista, y por supuesto con la colaboración previa del asesino y corrupto Martín Vizcarra y del caviar Francisco Sagasti, es que hemos llegado a esta situación.

 

Pruebas al canto: El país se encuentra oficialmente en recesión, no lo digo yo, fue dicho por el propio ministro de Economía y Finanzas, Alex Contreras. El ministro de Industria, Turismo e Integración, Juan Carlos Mathews declaró hace poco, sin ninguna vergüenza, que "si crecemos 0%, sería una buena noticia". No hay ningún proyecto minero de importancia que se esté desarrollando, el sector agropecuario y agroexportador se encuentra golpeado, así como el pesquero y el de construcción. La Línea 2 del Metro avanza a paso de tortuga —las líneas 3 y 4 duermen el sueño de los justos—, al igual que el nuevo aeropuerto Jorge Chávez o el aeropuerto de Chinchero en Cusco.

 

El nivel de delincuencia e inseguridad al que hemos llegado nunca lo hemos tenido ni en Lima ni en resto del Perú y es evidente que el gobierno no tiene ningún plan ni nada para disminuirla, a pesar de las facultades legislativas que le otorgó el Congreso. El Plan Boluarte no existe —una mentira más— y más bien es el Plan Huevearte, como bien ironizó el congresista Fernando Rospigliosi. En Puno todavía el gobierno no ha retomado el control después de los actos terroristas de diciembre y enero últimos.

 

La minería ilegal, la tala ilegal de árboles, el narcotráfico y la trata de personas, crecen día a día sin que se vea ninguna acción del Ejecutivo.

 

Si a esto le sumamos un Fenómeno del Niño que se nos viene encima en algunas semanas y donde se ha hecho muy poco en las labores de prevención, entonces el panorama es desolador.

 

Y entonces, ¿a qué se dedica la señora Boluarte?

 

Pues la presidente, que fue la ministra que más tiempo duró mientras Pedro Castillo gobernó, sin darse cuenta y porque se alinearon los astros, se ganó algo de mucho más valor que La Tinka. Descubrió la frivolidad del poder y poco a poco, cómo utilizarlo para su beneficio y parece que el de su hermano Nicanor.

 

Y entonces, ella, una abogada, funcionaria de 2do o 3er nivel de una dependencia pública (RENIEC), quien definitivamente no está preparada para ejercer la presidencia de la República, se benefició por una ley anticonstitucional que dio el Congreso y que le permite, sin tener vicepresidente alguno, ausentarse del país y gobernar en remoto.

 

No, la presidente no viaja a Puno, o a Cusco, o a Huancavelica o a Ayacucho, donde las papas queman y se necesita la presencia del Estado. Ella ha preferido ignorar al Perú y viajar a Alemania para reunirse con el alcalde de Stuttgart y el presidente de Alemania, Frank-Walter Steinmeier, quienes no tienen ningún peso específico para los intereses del Perú. Y a Italia, para reunirse en El Vaticano con el Papa Francisco I para obtener una foto ridícula que ya debe estar en la sala de su casa, cerca de su cuadro de La Última Cena, como si fuera un trofeo de caza. Por suerte no se le informó de la existencia del Oktoberfest...

 

La señora Boluarte pasó de ser presidente del club Apurímac a ser presidente del Perú y con eso tuvo acceso al avión presidencial, a hoteles de 5 estrellas, a alfombras rojas y un sinfín de gollerías que jamás se imaginó pudiera tener. Ojalá nunca escuchemos que la presidente se llevaba los jabones o la bata de la habitación del hotel en que se alojaba.

 

Hace un par de semanas viajó a Washington para la reunión de la APEP (Alianza para la Prosperidad Económica en las Américas), pero su gobierno mintió al pedir la autorización de ausentarse del país al Congreso, afirmando que había una reunión bilateral con el presidente de los EE. UU. que nunca se dio, que nunca estuvo en la agenda de Joe Biden y que ocasionó la renuncia de la ministra Ana Cecilia Gervasi y del embajador en Washington Gustavo Meza-Cuadra. ¿Cuáles fueron los resultados concretos de este viaje?

 

El Congreso de la República, ha vuelto a autorizar un viaje de la presidente, nuevamente a EE. UU. para, principalmente y entre otros, recibir la presidencia pro tempore de APEC (Asia-Pacific Economic Cooperation) de parte del presidente Joe Biden. Estoy seguro de que nuestro flamante canciller, el señor Javier González-Olaechea Franco, representaría al Perú en dicho evento de forma inmejorable.

 

La analista Berit Knudsen, escribía la semana pasada en El Reporte, algo muy cierto y que cito textualmente: "La «Ausencia de Voluntad Política» es más que la simple falta de determinación de un gobierno; sus consecuencias son devastadoras para el desarrollo y bienestar del país. El actual gobierno peruano manifiesta escasa disposición para abordar problemas urgentes y carencia de liderazgo decisivo."

 

La semana pasada el gobierno lanzó el Plan "Unidos", cuyo objetivo es el de impulsar la economía y revertir la desaceleración estructural: un documento de 44 páginas de buenas intenciones, sin fechas o plazos claros, ni responsables de su ejecución. No se menciona absolutamente nada acerca de inversiones en educación o salud, claves para nuestro desarrollo. Este plan obviamente caerá en saco roto debido a esa ausencia de voluntad política mencionada antes, a la falta de liderazgo, a la falta de gobierno, a la mediocridad de la gran mayoría de ministros y funcionarios públicos y por supuesto, a la corrupción.

 

No soy pesimista, soy realista.

 

Termino mi artículo recordando el título de este: Perú, un país a la deriva.

 

 

 

 

Fuente: CanalB

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