El Reporte

La semilla de la violencia

Publicado el 10 de mayo de 2023

Fuente: EL REPORTE


La ingeniería subversiva viene construyendo un nuevo frente, uno a largo plazo: el de los niños. Lejos de abstenerlos de sus ideas incendiarias, ahora quieren adoctrinarlos tanto en las familias como en las escuelas para que se perfilen como antípodas del gobierno de Dina Boluarte, al que califican falsamente como un bloque represivo-asesino. Nada más alejado de la realidad. Este emprendimiento de corte apátrida lo vinieron ejecutando en plena ola de violencia, cuando las turbas ya estaban siendo neutralizadas por las fuerzas del orden.


Como botón, un payaso convirtió en una fiesta una arenga de estos grupos en una canción infantil y ahora, sin ir tan lejos, las marchas escolares están llenas de himnos en contra de las autoridades políticas. Esto no solo representa la mutilación del sentido común y el reemplazo del espíritu crítico por el del sesgo de la izquierda, también es la exposición de una amenaza a largo plazo. No podemos olvidar cómo fue el reclutamiento de Sendero Luminoso. ¿Hacía ahí vamos?


Los hechos


Después de ser derrotadas por las Fuerzas Armadas (FFAA) y la Policía Nacional del Perú (PNP) durante la escalada de violencia, las turbas han ido incursionando en otras tácticas para restaurar su hegemonía en las calles. Una de estas medidas es la de deslegitimar a las fuerzas del orden y al mismo gobierno. Es decir, virar la narrativa: autoasignarse el papel de impolutos manifestantes frente a unos uniformados dispuestos a matar. Para reforzar esta gran mentira tienen a operadores no solo en el mismo Congreso, como los parlamentarios de Perú Libre, todos aliados del golpista Pedro Castillo, sino también fuera del país: ahí tenemos a la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos (CIDH).


Con esto, fueron dando pie a otra medida, una ligada a la instrumentalización: la de preparar a los niños para ser enemigos del Estado. El 2 de febrero, por ejemplo, se vio un primer caso.


Un sujeto vestido de payaso obligó a un grupo de niños a cantar “Dina asesina, el pueblo te repudia” y también “Esta democracia ya no es democracia”. Todos cantaban al unísono. Se pidió la intervención de Eliana Revollar, titular de la Defensoría del Pueblo. Pero ya vemos que pasó poco o nada. Hace poco, el último 2 de mayo, se vio a un grupo de estudiantes repitiendo las mismas arengas, aunque esta vez en una marcha como celebración por los 169 años de la creación del distrito de Asillo, en Puno, ciudad donde también un puñado de insurgentes evitó el izamiento de la bandera del Perú, en una clara afrenta a los símbolos patrios.


Este adoctrinamiento de los menores de edad y politización de la educación puede generar graves consecuencias. Además de alimentar el rechazo a la autoridad en base a falacias, se los está manipulando con ideas extremistas, lo cual podría ser el camino a una radicalización en el mediano plazo.


Apañadores


Además de algunos diarios que aseguran que se está terruqueando a los menores de edad cuando la alusión en sus arengas son clarísimas, también están otros supuestos periodistas independientes como Marco Sifuentes, quien le ha dado su venia a estos cánticos contra el gobierno.


“Nunca está mal inculcarles a los jóvenes un espíritu crítico y contestatario. No queremos criar borregos”, dijo.


Rastreados


Al respecto se ha manifestado el Ministerio de Educación (Minedu). En un contundente mensaje señaló que denunciará ante el Ministerio Público y la Defensoría del Pueblo a los que expusieron a los menores de edad.


“Los hechos han sido difundidos por las redes sociales, sin tener en cuenta que los niños y niñas no deben ser utilizados, por aquellos que tienen la sagrada misión de orientarlos y brindarles conocimientos para formar futuros ciudadanos de paz y prosperidad”, se lee en parte del pronunciamiento.


Para algunos el traumático período senderista fue más una inducción que una advertencia.


Ahí vemos a los insurgentes —entre ellos profesores de la Fenatep según UGEL— ahora apelando a un adoctrinamiento sutil, ya no con la misma coacción del pasado. Su talante desinformativo es la nueva bomba de tiempo. Si no se detiene esto, los estragos nos podrían doblegar. Y no lo decimos nosotros, sino la misma historia.

 

 


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Fuente: CanalB

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