Fuente: EL REPORTE
El proceso electoral en Ecuador fue empañado por una tragedia inesperada. Este último miércoles 9 de agosto, el candidato Fernando Villavicencio fue asesinado de varios disparos cuando salía de un mitin en Quito, Cusco. Esto no solo sacó de carrera a alguien que encarnaba la promesa de cambio y la lucha contra la corrupción del correísmo, sino que ahora eleva la incertidumbre por la filtración de la criminalidad en la vida política, en este caso teniendo como principal objetivo a los que representan al sector de la derecha.
Esto sucede casi tres meses después de que el presidente Guillermo Lasso utilizara el mecanismo de la “muerte cruzada” para cerrar constitucionalmente la Asamblea Nacional (el equivalente al Congreso en Perú) y convocar a elecciones generales.
La promesa truncada
Las voces de entusiasmo y esperanza se mezclaban en el aire con la incertidumbre y la agitación propia de la contienda. Villavicencio, un exdiputado y periodista de sólidos principios, había finalizado un encendido discurso ante un grupo de seguidores juveniles en Quito. Pero la vida, a menudo caprichosa en su impredecibilidad, tenía otros planes para él. Tan pronto como abandonó el estrado y se dirigía al vehículo que lo trasladaría, la tragedia se desató en forma de una ráfaga infernal de balas. Cuarenta disparos, un torrente de plomo que no sólo silenció a Villavicencio, sino que también hirió a quienes lo rodeaban, esparciendo el caos.
La Clínica de la Mujer, una institución médica que normalmente atiende la llegada de nuevas vidas, se convirtió en un sombrío escenario, donde lo único que se podía hacer era confirmar la muerte de Villavicencio.
Además, para el pesar de la justicia, también murió el principal sospechoso del homicidio a Villavicencio tras un enfrentamiento con las fuerzas de seguridad. Por lo tanto, llegar al fondo de este lamentable asunto será aún más complicado.
No obstante, en las últimas horas se viralizó un video en redes sociales donde un grupo de encapuchados que se hacen llamar ‘Los Lobos’ se atribuyen la muerte del candidato presidencial sin dar más detalles al respecto.
Presuntos autores del magnicidio
Una amplia trayectoria
Fernando Villavicencio no era un recién llegado a la escena política, ni mucho menos. A pesar de su breve paso por cargos electivos, su huella se extendía mucho más allá de los confines de una Asamblea Legislativa. Periodista comprometido y ferviente defensor del combate a la corrupción, había hecho de esta lucha su bandera. En un país donde las mafias y el narcotráfico amenazan la integridad y la seguridad de la sociedad, Villavicencio alzó su voz con valentía y determinación. Según sus propuestas como candidato, su visión iba más allá de la mera ausencia de violencia; pues abrazaba una perspectiva "multidimensional" de seguridad, una que abarcaba aspectos vitales como la justicia independiente y la lucha contra el lavado de dinero.
El candidato se erguía como un faro de esperanza en un horizonte ensombrecido por la corrupción y el crimen organizado, herencia del gobierno corrupto de Rafael Correa. Su oferta electoral abogaba por el control de las reservas petroleras, para que los recursos beneficiaran a la población, en lugar de alimentar las garras del crimen.
Villavicencio denunció las artimañas del correísmo
Esto porque el escándalo político más grande que se destapó bajo su liderazgo como asambleísta fue el llamado caso Petrochina, la deuda que presuntamente adquirió Ecuador con China durante el gobierno de Rafael Correa.
Su audaz propuesta, en conjunción con su histórico combate contra la corrupción, lo catapultó al escenario político como un líder con la determinación de llevar a Ecuador por un camino de reforma y regeneración.
Sin embargo, este sueño fue truncado en un instante, dejando a la nación sumida en un duelo colectivo y un estado de shock. Las amenazas previas no hicieron más que subrayar la peligrosa encrucijada en la que se encontraba el país, atrapado entre fuerzas oscuras y aspiraciones de cambio. La indignación se apoderó de los corazones y las redes sociales ardieron con demandas de justicia y acciones enérgicas contra el crimen organizado que, según el presidente Guillermo Lasso, había arrebatado la vida de Villavicencio.
Previamente, Villavicencio había pasado de líder sindical a periodista de investigación y, finalmente, a un defensor acérrimo de la integridad y la justicia en el escenario político. Su legado resonará en los corazones de aquellos que anhelan un Ecuador libre de la sombra del crimen organizado, un Ecuador donde el clamor por justicia no se ahoga en el ruido de las balas.
El asesinato de Fernando Villavicencio trasciende los límites de la política, convirtiéndose en un sombrío recordatorio de los desafíos que enfrenta la sociedad ecuatoriana en su búsqueda de un futuro más seguro. Pero esto deja un muy mal precedente.
Es pertinente mencionar también que, al cierre de esta nota, los presidentes izquierdistas de la región no se han pronunciado respecto a esta tragedia. Un recordatorio más de que para algunos políticos, el tema ideológico prima por encima de muchas otras cosas.
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Fuente: CanalB
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