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Mi breve paso por la política partidaria; por Juan Carlos Suttor

Publicado el 28 de abril de 2025

Escrito por Juan Carlos Suttor en el blog Sin Pelos en la Lengua

 

Creo que la política me ha gustado desde siempre. De chico me fascinaba escuchar las conversaciones de política que tenían mis padres con mis tíos y amigos. Recuerdo haber escuchado en esas pláticas que las máquinas de imprenta de La Tribuna, el viejo periódico aprista, se escondían en la casa de mis abuelos, donde viví años más tarde, cada vez que clausuraban a este medio.

 

En la secundaria recuerdo haber sido entrevistado por la desaparecida revista Oiga, por temas políticos, haber sido invitado a un programa en radio Santa Rosa que nunca se dio porque Seguridad del Estado llegó a sus instalaciones y tuvimos que escapar antes de entrar a su local. En tiempos de paros, también hice encuestas de tipo político para el diario Expreso que en tiempos de la dictadura velasquista dirigía Juan José Vega.

 

Luego vino la época pre universitaria, antes de las elecciones para la Asamblea Constituyente de 1978, donde me enamoré perdidamente de una chica (QEPD) que era la hija de un prominente líder político, del nivel de Víctor Raúl Haya de la Torre o Fernando Belaúnde Terry. Ella nunca me dio bola, pero iba a su casa a estudiar, siempre en grupo y ahí conocí a su papá, a quien siempre admiré. Recuerdo que alguna vez, durante esa campaña electoral, los acompañé en el microbús de la familia a un mitin en la Plaza de Armas de Huaral ¿O Huacho?

 

Pasaron los años, empecé a escribir sobre política, algo que disfruto mucho, además de que soy un devorador de información política, nacional, regional y mundial, pero más enfocado en el Perú. Publico mis artículos cada dos semanas y estos son compartidos en algunas revistas digitales de amigos.

 

En 2024, un buen amigo me invitó a inscribirme en un partido que había perdido su inscripción, la recuperó por su gran esfuerzo y el de su lideresa y lo hice con el mayor de los gustos. Resulta que hoy estoy habilitado para postular a diputado, a senador o hasta a presidente.

 

Conociendo al presidente del partido, al vicepresidente, al secretario general, a la lideresa histórica y a muchas otras personas de peso, tuve la suerte de acceder al círculo de poder, al "inner circle".

 

Tuve el honor de ser nombrado jefe de campaña de uno de los precandidatos a la presidencia del Perú, cargo que acepté con mucho gusto y entusiasmo, a pesar de no tener ninguna experiencia en estas lides. Tremendo reto, gran experiencia, trabajé con un gran equipo, pero no pude porque el estrés empezó a afectarme la salud y tuve que dar un paso al costado. Unas semanas después mi amigo renunció a su precandidatura y al partido. Entendería que fue muy mal tratado, y lo pongo en condicional, por los "dirigentes históricos".

 

Hasta que hice una crítica en alguno de los grupos de WhatsApp del partido, sobre las formas en que se estaban manejando las cosas. Muy dura por cierto, pero las cosas tienen que decirse como son.

 

El encargado del Plan de Gobierno (ni siquiera es un cargo formal), equipo al cual yo pertenecía, un advenedizo con apetitos políticos, me eliminó, muy democráticamente por cierto, como pasan todas las cosas en ese partido. Lo mismo hizo el vicepresidente del partido, que saca y vuelve a poner en su grupo de WhatsApp a las personas, según sea el humor con el que amaneció, denotando un comportamiento dictatorial o autocrático.

 

Después de haberme inscrito en el partido al que siempre quise y por el cual siempre voté, hasta que perdió su inscripción, su presidente, una persona a la que aprecio muchísimo, me dijo que quería contar con los mejores técnicos y seguramente muchos como yo creímos en él y apostamos. Y perdimos.

 

Lamentablemente en los partidos políticos las cosas funcionan de otra manera porque los ocultos intereses creados existen. Como me comentó su lideresa histórica, que, aclaro, no es la hija del presidente Fujimori, todos los miembros del partido o la gran mayoría, buscan su metrito cuadrado: Su diputación, su senaduría, su gobernación o su alcaldía. El Perú les interesa un bledo. Los nuevos afiliados, los que nos inscribimos de buena fe para aportar con nuestro conocimiento técnico para contribuir con el Perú, fuimos tachados de "nuevos" y sin derechos. No lo digo por todos los miembros, porque he conocido personas de primera, pero no son muchos.

 

Desafiliarse de un partido político lamentablemente es un trámite presencial y engorroso. Simplemente esperaré a que pierda la inscripción porque a este paso no pasará la valla electoral y quedaré libre.

 

Nunca más inscrito en un partido político. Ha sido una gran decepción.

 

 

 

 

 

Fuente: CanalB

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